domingo, 11 de mayo de 2008

VIVENCIA DE UN DESCENSO

Recién llegado de Murcia, escribo estas líneas si otro objetivo que el de dar a conocer mis sensaciones y mi vivencia del peor momento del Club Baloncesto Valladolid, el descenso.

Todavía se me estremece el cuerpo cuando recuerdo los momentos finales. Impotencia, rabia y sobre todo desolación: Estábamos en LEB. No cabía en mi cabeza, no lo podía entender, sólo me salían lágrimas.

Llevábamos preparando este viaje cosa de un mes. Siempre confiando en que la situación se resolvería antes de llegar a la última jornada, y que asistiríamos a Murcia a disfrutar del baloncesto, del equipo y que aquello fuera una fiesta.

Pero estaba claro que no había nada asegurado. Nos jugábamos la permanencia en la última jornada, eso sí, ganar suponía continuar en ACB, sin mirar a otras canchas. Estaba convencido de que los jugadores echarían sus últimas gotas de dignidad (la poca que les quedaba) en el campo y nos darían una alegría que llevábamos esperando muchas jornadas.

Pero nada más empezar, sonaban las sirenas de alarma. El equipo en la misma línea que toda la segunda vuelta, y lo que fue peor, recibí mensajes en el móvil con las peores noticias: Estudiantes y Granada ganaban de 20 en los primeros compases del primer cuarto. Me entró miedo.

Conocedores de la situación (no nos quedaba otra que ganar), en el descanso decidimos bajar al túnel del pabellón por donde salían nuestros jugadores. Había que darles el último aliento de ánimo y esperanza. Me llevé una decepción enorme. Los jugadores cabizbajos, el cuerpo técnico con pocos ánimos y lo peor de todo, varios jugadores no se acercaron a saludarnos, simplemente se alejaron unos metros y pasaron de largo. Creo que en ese momento en mi cabeza rondaba la palabra LEB.

La esperanza se iba esfumando conforme pasaba el tiempo. A pocos minutos del final teníamos el partido en nuestras manos, pero de nuevo se repetía la historia. Nos dejábamos ganar, actitud cero. La bocina sonó, estamos en LEB. Los aficionados que nos desplazamos hasta allí, hundidos, sin palabras.

Tras el partido decidimos esperar a los jugadores a la salida. Alguna explicación nos podrían dar. Otra sorpresa. Iván Corrales salió por otra puerta, subió como un misil al autobús y eso es lo que supimos de él. Y este es nuestro primer capitán, así nos ha ido.

El resto de jugadores, aparecían con cuenta gotas, caras largas y poco más. Ellos seguirán cobrando pasta, nosotros sufriendo en LEB.

Digno de mención me parece lo de un señor, que aunque seguramente mucha gente no esté de acuerdo, a mi modo de ver no es del todo culpable. Javier Imbroda. A la espera de más jugadores, vimos a Javier a unos cuantos metros del autobús, sólo, sentado en un banco, con los brazos cruzados y la cabeza mirando al suelo. Un amigo y yo decidimos ir a hablar con él, a darle nuestro ánimo y apoyo. Cuando nos acercamos, levantó la cabeza, y pudimos ver a un hombre realmente destrozado, estaba llorando.

Sólo pudo darnos las gracias con voz entrecortada. Se levantó, nos volvió a dar las gracias, y se alejó con las manos frotándose los ojos. Yo sólo tengo una palabra para él: GRACIAS.

Y así terminó nuestro paso por Murcia, consumando el descenso a la liga LEB. Triste y lamentable, pero es así. Hay que aceptar la nueva situación pese a lo que cuesta. Muchas dudas, muchas incógnitas, ¿qué pasará?

No quiero terminar sin destacar el apoyo que recibimos de los aficionados de Murcia, tanto antes como después del partido. Se quedaron con nosotros hasta el final, nos dieron ánimos y fuerzas para seguir adelante. Por desgracia, ellos están viviendo una situación bastante desagradable por peligro de que desaparezca el club. OS DESEO MUCHA SUERTE.

¡GRACIAS MURCIA!



Fdo: Un aficionado desolado.